
Aunque estos días, la actualidad de nuestro país haya hecho difícil hablar de la labor periodística sin caer en la crítica ante el morbo fácil de algunos, lo cierto es que son casos aislados, y sobretodo, ha predominado el tono de respeto y se ha evitado el sensacionalismo. La inmediatez informativa nunca debe afectar al ámbito privado y menos cuando detrás de un número se esconde una persona y un enjambre de vidas. Es más, los conocimientos que se pueden llegar a obtener como periodista, no siempre podrán emplearse, incluso aunque el objetivo para el cual se desea utilizar sea el más noble. En The Newsroom eso lo ha descubierto, por la vía dura, Don. Sigue leyendo…